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Noticias de interes general
Una niña vence un cáncer cerebral terminal y se convierte en la primera persona en superarlo.
Sufrir el mal de Alzhéimer puede rebajar hasta un 50% el riesgo de padecer cáncer, circunstancia que también se da, aunque en menor porcentaje, en otras enfermedades del sistema nervioso central como el Párkinson o la esquizofrenia.
Diversos estudios epidemiológicos sustentan esta certeza pero hasta ahora nadie había dado una explicación razonable a esta conexión entre enfermedades, a priori, tan distintas.
El investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y vicedirector de Investigación Básica del centro, Alfonso Valencia, publica este viernes en PLOS Genetics la primera evidencia sobre la posible base molecular entre el cáncer y las enfermedades del cerebro y del sistema nervioso central.
En el artículo, Valencia identifica casi un centenar de genes implicados en esta extraña asociación de enfermedades.
“Habíamos publicado previamente que algunas enfermedades del cerebro y del sistema nervioso, especialmente las que tienen un componente neurodegenerativo, están asociadas a un menor riesgo de padecer cáncer”, una evidencia conocida como ‘comorbilidad inversa’, explica el investigador.
Sin embargo, “no teníamos detalles moleculares que explicasen dicho efecto protector, es decir, qué genes podrían estar detrás de este comportamiento”.
Para realizar el estudio, los investigadores cruzaron los datos de expresión génica de casi 1.700 individuos procedentes de más de 30 estudios sobre enfermedades del sistema nervioso central (alzhéimer, Párkinson y esquizofrenia) y tres tipos de cáncer (colon, pulmón y próstata).
Los resultados muestran que casi un centenar de genes podrían estar detrás de esta asociación de enfermedades: 74 genes presentaron simultáneamente una menor actividad en enfermedades del sistema nervioso central y una mayor actividad en cáncer, y otros 19 presentaron simultáneamente una mayor actividad en enfermedades del sistema nervioso central y una actividad reducida en cáncer.
“Son precisamente estos genes que se activan de forma inversa los que podrían explicar el menor riesgo de los pacientes con enfermedades del sistema nervioso central de contraer cáncer como segunda enfermedad”, afirma Valencia.
Por su parte, César Boullosa y Kristina Ibáñez, investigadores del laboratorio de Valencia, destacan: “Hasta el 90% de todos los procesos biológicos que aparecen aumentados en cáncer están reprimidos en las enfermedades del sistema nervioso analizadas”.
Esta cifra pone de manifiesto cómo la “regulación global de la actividad celular podría ejercer un efecto protector en enfermedades con comorbilidad inversa”, asegura el estudio de PLOS Genetics.
Para los investigadores, que no tenían “mucha fe” en hallar resultados estadísticamente significativos, fue una “gran sorpresa” ver que existe una correlación genética “tan clara entre los dos tipos de enfermedades”, confiesa Valencia.
Esta asociación genética entre dolencias podría abrir la puerta a la utilización de fármacos antitumorales para el tratamiento de algunas enfermedades del sistema nervioso y a la inversa.
Un ejemplo de esta práctica es el del bexaroteno, un agente antitumoral que ya ha demostrado efectos beneficiosos para el tratamiento del alzhéimer en ratones.
El estudio dirigido por Alfonso Valencia es un ejemplo de las nuevas posibilidades que la genómica y la bioinformática pueden ofrecer en el abordaje integral de enfermedades complejas como el cáncer o los trastornos del sistema nervioso, explica el CNIO en un comunicado.
La investigación, financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad y la Fundación La Caixa, se ha realizado en colaboración con el psiquiatra Rafael Tabarés-Seisdedos, de la Universidad de Valencia y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), y la bióloga computacional Anaïs Baudot, del CNRS en Marsella (Francia).
Via: EFE
Un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) muestra que el consumo de aceite de oliva virgen extra reduce la malignidad del cáncer de mama y ralentiza el crecimiento de los tumores. La investigación constata que las grasas de la dieta no producen ni curan el cáncer, sino que modulan el curso clínico de la enfermedad.
El Grupo Multidisciplinario para el Estudio del Cáncer de Mama de la UAB lleva tres décadas investigando el efecto de la ingesta de grasas en la evolución del cáncer de mama y ha experimentado con ratas con cáncer a los que han tratado con diferentes dietas, y también con humanos. Hasta ahora, ya se sabía que la incidencia de los tumores de mama es sensiblemente inferior en los países de la cuenca del Mediterráneo, donde los aceites de oliva constituyen una parte fundamental de la dieta. La investigación, dirigida por Eduard Escrich, pretendía conocer qué efectos concretos tiene el consumo de distintos tipos de aceites, así como los mecanismos por los cuales estos alimentos podían interactuar con el tumor. Partiendo de esa premisa, los investigadores de la UAB hicieron un modelo experimental en ratas con cáncer de mama alimentadas con dietas ricas en aceite de oliva virgen extra o en aceite de semillas, y otra en humanos. El estudio, que ha contado con la colaboración de la Interprofesional del Aceite de Oliva, ha demostrado que el aceite de oliva frena la progresión del cáncer de mama y que lo hace a través de diversos y complejos mecanismos, entre los que destaca su acción inhibidora de las vías de proliferación de las células tumorales y la inducción de su muerte (proceso conocido como apoptosis).
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En el Día Mundial contra el Cáncer es necesario seguir recordando que el cáncer es una enfermedad muy grave, pero que no equivale a muerte. Los números indican que hoy se curan algo más de la mitad de los cánceres que se detectan. Además, el 40% de los tumores pueden evitarse y sólo un 10% de los cánceres tiene base genética.
Según datos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), institución de la OMS, de los 102.762 fallecimientos de 2012, un 20% fue por cáncer de pulmón, un 14,3% colorrectal y sólo un 5,9% de cáncer de mama.
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Investigadores de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, encontraron que las mujeres que aumenten su ingesta de tomate podrían prevenir el desarrollo de cáncer de mama.
El estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, indica que el tomate tiene efectos positivos sobre el nivel hormonal en el organismo femenino, que las ayuda a prevenir citado padecimiento.
Es en la etapa postmenopáusica que las mujeres tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, sobre todo por el incremento de masa corporal. La investigación halló que una dieta rica en tomates tiene efectos positivos en los niveles de hormonas que controlan el metabolismo de la grasa y azúcar del organismo.
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Un grupo de investigadores españoles descubrió un tratamiento precoz del mieloma asintomático de alto riesgo – que deriva en un cáncer denominado mieloma múltiple activo– con el que lograron retrasar su progresión y aumentar la supervivencia de los pacientes.
El mieloma múltiple tiene una incidencia anual de cuatro casos por cada 100.000 habitantes, que se produce por la transformación maligna de las células plasmáticas, presentes en la médula ósea.
El nuevo tratamiento es el resultado de un ensayo clínico realizado por el Grupo Español de Mieloma (GEM-PETHEMA), que publica en su número de agosto la revista médica The New England Journal of Medicine, y que fue coordinado por los doctores Jesús San Miguel y María Victoria Mateos, del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca.
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Científicos argentinos y cubanos desarrollaron la primera vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón, que activa el sistema inmunológico para que ataque las células tumorales y permita prolongar la vida de los enfermos en estados avanzados.
La vacuna está indicada para los casos de cáncer de pulmón de células no pequeñas, los más frecuentes, y puede ayudar a triplicar el porcentaje de vida en los pacientes, quienes vivieron hasta dos años más después de la aplicación de la vacuna.
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La Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el uso del compuesto Ra 223 dicloruro para el tratamiento de los hombres en la fase avanzada de cáncer de próstata metastásico.
La medicina cuyo nombre comercial es Xofigo, puede usarse para el cáncer sintomático, resistente a la castración y que se haya propagado a los huesos, pero no a otros órganos.
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