La leche de amaranto, contiene proteínas y un 49% de aminoácidos, es ideal para las mujeres embarazadas, sobre todo en el último trimestre, cuando el bebé absorbe el calcio de los huesos de la madre para crecer.
Consumir la bebida reduce la probabilidad de que la madre desarrolle osteoporosis a edad temprana, en opinión del científico Manuel Soriano, quien junto con su esposa Cindy, ha desarrollado una fórmula que comercializa en su Pyme, Gastronomía Molecular.

El también Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de los Alimentos busca probar que los productos de amaranto tienen el potencial para prevenir o reducir no sólo la osteoporosis, sino el colesterol, el estreñimiento, signos de envejecimiento y reumatismo.
Además de la bebida de amaranto, ha desarrollado una “barra nutritiva con chocolate y sin azúcar”, dirigida a diabéticos, así como aceites y cremas a base de amaranto, aseguró el investigador de la UNAM en charla con Notimex.
Por ejemplo, la crema humectante de amaranto, que además ayuda a desvanecer líneas de expresión es, en palabras del experto, “el primer cosmético en nuestro país hecho con materia prima 100 por ciento mexicana”.
La patente de sus productos ya está registrada en Gastronomía Molecular y, aunque ahora sólo tres personas integran la nueva empresa, Manuel Soriano tiene planeado producir más alimentos -como yogurt y mayonesa-y cosméticos hechos con amaranto.
Hasta ahora, el programa de la pareja Soriano cuenta con 40 personas -25 registradas y 15 por integrarse- diagnosticadas con osteoporosis, quienes siguen los tratamientos de sus médicos y han aceptado someterse a una dieta a base de leche de amaranto.
La pareja busca enfocar sus esfuerzos hacia mujeres embarazadas que se interesen en consumir la leche, por lo menos durante los últimos tres meses del embarazo, así como féminas que padezcan osteoporosis, osteopenia u osteoartritis.
En el caso del investigador Soriano, quien confiesa que todos sus productos son “para ayudarme yo mismo”, el consumo de la leche de amaranto durante año y medio regeneró el hueso de sus dientes, y por ello le interesa compartir su descubrimiento con mujeres.
La bebida nutritiva de amaranto, afirma Manuel Soriano, no sólo ha traído beneficios en la salud. Ha sido también una fuente “para mejorar el carácter y estado de ánimo”, le han respondido los familiares cuando el investigador les pregunta por el paciente.
Y es que la leche de amaranto tiene un alto contenido de proteínas y un 49% de aminoácidos esenciales, por lo que “estás más alerta, te sientes más vivo”.
“Catalina”, una de las pacientes que se sometió al programa de Manuel Soriano, carecía de fuerza para agarrar cosas, además de que se le hinchaban las manos y tenía mucho dolor. Después de un masaje con la crema de amaranto, empezó a recuperar el movimiento.
Soriano confiesa que desarrolló la bebida “en el proceso de obtención de la proteína de amaranto”. Esta leche “es comparable a la de soya, pero cuenta con mejores características: es rica en proteínas y contiene el doble de calcio que la de vaca”.
En palabras del experto y de su esposa Cindy, una vez que los pacientes toman esta bebida, el cuerpo siente “tal satisfacción, que la persona desea beber más”. Y es que, aclara Soriano con una sonrisa, “son los aminoácidos, no tiene ningún fármaco”.
El propósito de Gastronomía Molecular, asegura la pareja, es “dar un producto de calidad al precio más bajo posible”, que es 20 pesos por litro de leche de amaranto y 100 pesos la caja con 10 paquetes que contienen tres barras de 15 gramos cada una.
La ventaja que ofrecen estas barras frente a las tradicionales “alegrías” que se venden en mercados y tiendas es que no contienen azúcar, “se preparan con mucha higiene, se usa chocolate de alta calidad y la envoltura adecuada para conservarlas”.
Los productos inventados por el especialista se comercializan por medio de anuncios en el radio, y los promocionan cuando la gente acude a la casa del investigador preguntando por alguno de ellos.
La empresa surgió después de que el científico y su esposa viajaron tres meses a Japón, con el apoyo de ese gobierno para investigar la estructura molecular del amaranto, por la que el científico obtuvo en 1999 el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología.
En Tulyehualco, durante la Feria del Amaranto que se realiza todos los años en febrero, quienes escucharon su conferencia le confesaron a Soriano que “mis dibujitos estaban muy bonitos, pero de qué servían”.
Fue así como decidió desarrollar la bebida y barras de amaranto, pues por sus útiles propiedades, siempre ha sido un alimento benéfico. “Nuestros antepasados lo consumían, los aztecas lo comían todo el día, ahora la cantidad es mínima”, explica el investigador.
Para su esposa Cindy, lo importante es “que el mexicano pueda tener salud, y que esté al alcance de su mano. Siempre hemos tenido amaranto, pero la gente no sabe usarlo: una cucharadita no es suficiente, necesitamos mucho más”.
Cindy recuerda a una señora que “llegó muy pasiva”. Ahora, su actitud es otra: “Le pregunté a su hermana como la veía y me contestó que ésta sí es su hermana, la de antes”, agrega con satisfacción la quirofísica, quien complementa el trabajo de su esposo.
“Hacemos una combinación: el aceite que inventó el doctor y los masajes que yo doy”, agrega la también investigadora.
La pareja ha ayudado tanto a hombres como mujeres. A tres semanas de consumir la leche, la artritis de Esteban Sandoval, por ejemplo, ha disminuido de manera notable. Su esposa asegura que su carácter también ha mejorado.
La bebida, que es una alternativa para intolerantes a la lactosa o personas de la tercera edad que no pueden digerir proteínas de la carne, se vende en concentrado para ser diluida y promete ser una opción para aprovechar las propiedades curativas del amaranto. Notimex