Un estudio de seis años entre 24,000 adultos griegos reveló que aquellos que dormían regularmente siestas al mediodía reducían más de un tercio su riesgo de morir a causa de enfermedad cardiaca.
Los participantes que hicieron de la siesta una práctica de al menos tres veces por semana durante un mínimo de 30 minutos tuvieron un 37% menos de riesgo de morir de enfermedad cardiaca, comparados con quienes no dormían a mitad del día.

La relación fue aún más fuerte entre los varones empleados, en comparación con los desocupados, ya que los “siesteros” se relajarían de cierto estrés vinculado con el trabajo que sería malo para sus corazones, señalaron los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Atenas.
No obstante, no se pudo llegar a la misma conclusión entre las empleadas mujeres, por la cantidad limitada de participantes con esa característica.
“Interpretamos nuestros hallazgos como un indicador de que entre los adultos saludables la siesta, posiblemente por sus consecuencias de liberación del estrés, reduciría la mortalidad (por enfermedad) coronaria”, escribió Androniki Naska, principal autor del estudio, en Archives of Internal Medicine.
Las personas que dormían la siesta ocasionalmente también fueron menos propensas a morir por problemas cardíacos que aquellos que no descansaban a mitad del día, pero los investigadores señalaron que en ese caso el beneficio no fue importante.
De los 792 hombres y mujeres que murieron durante el período de seguimiento, 133 lo hicieron por enfermedad cardiaca. Casi la mitad de los sujetos tomaba siestas.
A diferencia de estudios previos que habían arrojado resultados mixtos acerca de los beneficios de la siesta sobre el corazón, este trabajo controló el efecto del tabaquismo, la dieta y el ejercicio. Ninguno de los participantes, que tenían entre 20 y 86 años, estaban enfermos al iniciarse la investigación.
“Este es un resultado importante porque el hábito de la siesta es común en muchas partes del mundo, incluso en la región mediterránea y América Central”, escribió Naska. Reuters