Se confirmó uno de los temores que la comunidad científica había tenido con respecto al COVID-19: el SARS COV 2 sí se propaga por el aire. Por ello, la comunidad científica hace un llamado para mejorar la calidad del aire que se respira en interiores.

El “covid 19” se multiplica en el tracto respiratorio, lo que le permite propagarse en partículas de diferentes tamaños emitidas por la nariz y la garganta de una persona infectada al respirar, hablar, cantar, toser y estornudar.

Las partículas más grande caen rápidamente y se depositan en el suelo o superficies cercanas. Sin embarajo las más pequeñas, los llamados aerosoles invisibles, pueden transportarse más lejos y permanecer en el aire por más tiempo.

Son estas partículas de aerosol, que pueden permanecer durante horas y viajar en interiores las que podrían causar contagios de enfermedad como el COVID-19.

Las investigaciones de los últimos 16 meses respaldan el papel que tienen estos aerosoles en la propagación del SARS-CoV-2 y la pandemia.

Eso ha llevado a recomendaciones oficiales para el uso público de cubrebocas y otras estrategias de control de infecciones, como la sana distancia.

Lidia Morawska, una de las científicas involucradas en investigaciones relacionadas con aerosoles, aseguró que “no hay nada mágico”, con respecto a la sana distancia. Cuanto más cerca de una persona infectada, mayor será la concentración de partículas infecciosas y menor será el tiempo de exposición necesario para que ocurra la infección. “A medida que se aleja, la concentración disminuye”, dijo.

Los aerosoles infecciosos permanecen concentrados en el aire por más tiempo en espacios interiores confinados y mal ventilados, según Morawska.

Aire limpio para evitar contagios

Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) aceptaron que el coronavirus que causa COVID-19 se puede transmitir por el aire.

Por ello, los científicos están solicitando que se “desinfecte” o “limpie” el aire que respiramos. ¿Cómo lograr esto? Revisando los sistemas de ventilación, retomando lo que se hizo hace 200 años. En ese entonces, se descubrió que las tuberías albergaban la bacteria que produce el cólera.

En el estudio “Un paradigma para combatir las infecciones respiratorias en interiores” —publicado en la revista Science—, el proveer de un aire más limpio en interiores, no sólo minimizará el riesgo de contraer gripa y otras enfermedades respiratorias infecciosas, sino que también evitará la propagación del COVID-19.

Los autores del estudio, que incluyen a 39 científicos de 14 países, buscan que se reconozca de manera universal que las infecciones se pueden prevenir mejorando los sistemas de ventilación en interiores.

Asimismo, buscan que la OMS amplíe las pautas de calidad del aire en interiores para cubrir los patógenos transmitidos por el aire, y que los estándares de ventilación de los edificios incluyan un flujo de aire más alto, tasas de filtración y desinfección, y monitores que permitan la medición de la calidad del aire que se está respirando.

Con información de The Print