Lo llaman producto héroe por su capacidad de romper barreras de consumo. Durex lo lanzó al mercado a finales de septiembre en varios países de Europa: un anillo de silicona transparente con un dispositivo vibrador que se coloca en la base del pene, con o sin preservativo, y que actúa directamente en el corazón del placer femenino.

Y con profunda efectividad, a tenor de las ventas. En apenas cuatro meses se han vendido 150.000 anillos estimuladores. Pero el acierto del primer fabricante de profilácticos de Europa no ha estado en la invención del portentoso anillo. El artículo se vendía ya con mil formas y colores en tiendas de sexo y jugueterías para adultos. Si el anillo de la trilogía cinematográfica triunfó en las pantallas, éste lo hace en las farmacias y parafarmacias de los grandes almacenes, con un atractivo envoltorio de color rosáceo y un precio de 6,95 euros.
Nada más activar la pequeña batería de su interior por medio de un interruptor incorporado a uno de los laterales, comienza a escucharse un pequeño zumbido. «A los hombres no nos da ningún placer pero a ellas les estimula la zona del clítoris en el momento de máxima penetración, con un resultado escandaloso», explica Emilio, que le regaló uno a su novia por su cumpleaños. «Hay que ajustarlo bien y orientar el vibrador, en función de la postura, hacia el clítoris», aconseja.
SATISFECHAS
El anillo está pensado para un sólo uso, ya que tiene una autonomía de 20 minutos, pero se puede apagar una vez terminado de usar.«Al ir a comprarlo, la farmacéutica me aseguró, sin pestañear, que lo había probado y que el producto era excelente. -cuenta Carla, otra usuaria- No es como esos anillos que prolongan la erección masculina. Éste nos estimula directamente a nosotras y su vibración es muy excitante».
Por la farmacia de la T-2 de Barajas la clientela oscila entre azafatas que compraron diez de un golpe para regalar durante la cena de navidad, hasta quienes lo piden con vergüenza y disimulo.«Habremos vendido unas 40 unidades mensuales», comenta Gloria de Diego, su farmacéutica. Lastminute, una agencia de viajes on line, ofrece el anillo bajo el reclamo de «no te vayas al Caribe sin tu kit erótico tropical». Y en el centro de la capital, Carlos Sánchez, farmacéutico de la calle Preciados, aunque se queja del precio, constata que «las ventas han crecido desde enero a pesar de que no se suelen comprar de uno en uno».
En otro paralelismo cinematográfico, el anillo es difícil de encontrar, de momento, ya que de las 19.000 farmacias que existen en España sólo se distribuye en 2.000, más 400 puntos de venta de El Corte Inglés y alguna perfumería. El producto, made in Taiwan, está en fase de distribución, es decir, aún no se ha dado a conocer formalmente, y mientras se acaba de rodar el anuncio de televisión, lo cierto es que la mayoría de los farmacéuticos aún ni lo conocen.
Su éxito está probado. En otoño de 2004, Durex hizo un estudio de producto en Inglaterra entre 300 parejas y el 65% de las que lo testaron aseguró que les había gustado «mucho o muchísimo» y el 71% afirmó que lo incorporarían a su rutina sexual. Ya en la calle, la firma ha comprobado que el anillo se vende más entre mujeres de 25 a 45 años de las grandes ciudades, en Levante y Andalucía sobre todo.
El precio inspira división de opiniones. «Saben que las mujeres nos gastamos en torno a 6 u 8 euros en un pack de fiesta, que incluye toallas desmaquilladoras, una ampolla tensora de efecto fifting y crema hidratante. Es una barrera psicológica que saben que las mujeres podemos llegar a gastar en una sola noche», señala Miren Larrázabal, psicóloga, y presidenta del IX Congreso Español de Sexología.
Como siempre, Internet ha colaborado a extender las bondades del estimulante anillo, objeto de conversación en blogs, foros, chats y las numerosas tiendas de juguetes de sexo. Su introducción en los hábitos de pareja puede evolucionar de la misma manera que lo hicieron las bolas chinas, que se venden también como producto ligado a la salud. Gracias a un atinado ejercicio de marketing, Durex ha puesto en las farmacias geles lubricantes, toallas y otros dispositivos vibradores más grandes, apelando al bienestar sexual del ciudadano y convirtiendo a los farmacéuticos -de mayoría femenina- en prescriptores sexuales.
Las mujeres están en el centro de la diana. «Han pasado de colaborar para el placer del hombre a buscar el suyo propio; son más conscientes de sus necesidades, las comunica y las hace compatibles con las de su pareja», afirma Teresa Barroso, psicóloga del Grupo Psicomotiva.
En Durex saben que es la mujer quien está activando el uso y la compra de juguetes sexuales, pero creen que llegarán a más público asociando su consumo con lo sano, la higiene y lo aséptico.«La gente quiere disfrutar pero los productos existentes son demasiado fálicos y obvios y nadie quiere entrar a escondidas a comprarlos. Hemos dado respuesta a una demanda latente a nivel mundial», asegura Alicia Ortega, máxima responsable de Durex en España, que recientemente ha realizado un pedido que supera el medio millón de ejemplares, ya que entre noviembre y diciembre se quedaron sin género.
¿Su consolidación? Está por ver. Las actitudes sexuales son los hábitos más difíciles de cambiar. Con el anillo junto a la caja registradora de las farmacias, en su punto caliente, se rompe una barrera de entrada. «Hemos sacado el producto de los callejones, con una marca conocida detrás y estilo. Sin saber muy bien qué es, el nivel de interés que genera ha sido altísimo. Veremos más adelante», dice Ortega.
Quien sabe si, dentro de unos años a un imaginativo sociólogo le da por bautizar a la próxima generación como la del baby play…
via El Mundo