Es el preferido de algunas celebridades por ser totalmente natural. Tanto así que en él se utiliza un polvo fabricado con excremento de ruiseñor que es traído directamente desde Japón
Victoria y David Beckham fueron los primeros en hacerse fanáticos, y luego Tom Cruise reveló que también recurría a él en reemplazo de tratamientos con toxina botulínica. Se trata del denominado “facial de las geishas”, una inusual terapia que promete dejar la piel del rostro exfoliada y con un brillo natural.

En apariencia, este tratamiento no es muy diferentes a otros faciales: se limpia el rostro y se aplica una máscara que se deja durante 10 minutos, para luego ser retirada. Sin embargo, en él no se utilizan ingredientes tradicionales como colágeno, elastina o algas, sino que su componente principal es excremento de ruiseñor.

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Shizuka Bernstein, quien realiza estos faciales en su spa en Nueva York, explicó al Daily Mail que el excremento de ruiseñor contiene una enzima que elimina la piel muerta en las capas superiores de ésta.

“El excremento de ruiseñor actúa como un exfoliante que quita el polvo y la suciedad que se acumula en la piel, y la deja con una sensación de frescura”, sostuvo, y agregó que el insólito ingrediente también contiene guanina, que es la responsable de dejar la piel con un brillo saludable.

Es importante aclarar que durante el facial no se aplica el excremento de ruiseñor directamente sobre la piel, sino que en realidad éste es traído desde la isla de Kyushu, en Japón, donde es sanitizado y deshidratado con luces ultravioletas. Luego, en el momento mismo del tratamiento, el polvo es mezclado con salvado de arroz y agua, y aplicado en el rostro con un pincel.

Según se explica en la página web del Shizuka spa, el “facial de las geishas” -se llama así porque estas mujeres lo usaban para retirarse la gruesa capa de maquillaje a base de plomo con la que cubrían sus rostros y tratar los daños que ésta provocaba- tiene una duración de 60 minutos, tras los cuales la piel queda suave, iluminada y nutrida.

El facial puesto a prueba

Ante tanta maravilla prometida, la periodista freelance Claudia Connell decidió aventurarse y probar personalmente el tratamiento en el “To You” spa, el único que lo ofrece en Londres. Allí también se promocionan sus cualidades antienvejecimiento, para combatir las cicatrices que deja el acné, eliminar las manchas producidas por el sol y reducir las bolsas de los ojos. Asimismo, se asegura que sirve para todo tipo de piel.

“Los ruiseñores son alimentados con una dieta especial de semillas y berries (no gusanos jugosos), por lo tanto los excrementos son orgánicos y veganos. Así que entonces está bien”, comentó Connel, quien reconoció que de todas formas el facial le generaba algunas dudas.

El tratamiento transcurrió de la siguiente manera: primero, el rostro de la periodista fue limpiado en preparación para la exfoliación que se hace con la primera dosis de excremento. “Pedí ver el excremento de ruiseñor y quedé aliviada (…) Era un polvo fino y de color amarillo suave”, describió. Sin embargo, una vez sobre la piel dejó de ser agradable. “Se sentía muy frío y olía como el interior de una caja de hámster”, dijo.

Luego de cinco minutos, el inusual exfoliante fue retirado de su rostro y éste fue masajeado con agua de rosas, para prepararlo para el siguiente paso: la máscara de excremento propiamente tal.

“Una crema de barrera es aplicada para prevenir que la máscara quede pegada a los vellos de mi cara y una serie de gasas son puestas en capas sobre ella (…) El excremento es mezclado con un poco de agua para formar una pasta que es aplicada en mi rostro y cuello”, continuó la periodista.

La máscara es dejada sobre el rostro por 10 minutos, durante los cuales se endurece. Luego se esperan 10 minutos más y es retirada en una sola pieza. Cualquier resto que quede es eliminado con agua de rosas.

¿El resultado? “Inmediatamente después mi piel se siente y ve muy suave”, dijo Connel, aunque después matizó que en realidad le provocó la misma sensación que deja cualquier otro tratamiento facial. Sin embargo, aseguró que sí notó una mejoría en sus ojeras y las manchas de su frente. “También tenía una fea cicatriz en el pecho producto de un desafortunado incidente con aceite caliente y una freidora hace algunos años, y las marcas también se redujeron en forma significativa”, agregó.

Respecto a las arrugas, la periodista sostuvo que el “facial de las geishas” no tuvo mayor impacto en las más profundas, pero sí en las más finas que se hicieron menos notorias.

Para potenciar los resultados, la esteticista le aconsejó no limpiar su rostro durante 24 horas y repetir el tratamiento una vez al mes, algo que claramente sólo pueden cumplir las celebridades si se considera que la sesión de 90 minutos tiene un valor de 180 libras, es decir, unos 170 mil pesos.