Todos sabemos que debemos cepillarnos los dientes para evitar las caries, pero la falta de higiene dental puede tener consecuencias mucho más graves.
Según un nuevo estudio, la mala higiene dental, las caries y el sangrado de encías pueden terminar causando enfermedad del corazón.

La investigación, que fue presentada durante la conferencia de la Sociedad de Microbiología General que se celebra en Dublín, fue llevada a cabo por científicos de la Universidad de Bristol y el Colegio Real de Cirujanos de Irlanda.
Los científicos encontraron que el sangrado de encías, que resulta cuando la gente no se cepilla los dientes regularmente, puede ser la puerta de entrada hacia el flujo sanguíneo de hasta 700 tipos diferentes de bacteria.
“La boca es probablemente el lugar más sucio del cuerpo humano” afirma el doctor Steve Kerrigan quien dirigió el estudio.
Según el investigador, si la persona tiene un vaso sanguíneo abierto a causa del sangrado de encías, la bacteria entrará a la corriente sanguínea.
Resistencia
Cuando la bacteria entra en la corriente sanguínea se encuentra con unos pequeños fragmentos llamados plaquetas que son las encargadas de coagular la sangre cuando sufrimos una herida.
Pero la bacteria en la sangre se adhiere a estas plaquetas provocando coágulos dentro de los vasos sanguíneos bloqueándolos parcialmente.
Esto evita que la sangre pueda fluir hacia el corazón, lo cual pone a la persona en riesgo de sufrir un ataque cardíaco.
El único tratamiento para este tipo de trastorno, dicen los investigadores, es una terapia agresiva de antibióticos.
Pero con el creciente problema de bacterias que son resistentes a múltiples antibióticos, esta opción es cada vez menos viable.
Los científicos simularon en el laboratorio la presión en los vasos sanguíneos y en el corazón.
Descubrieron que las bacterias utilizan diferentes mecanismos para causar que las plaquetas se agrupen, lo que les permite encerrarse totalmente dentro de ellas.
Esto forma un escudo que protege a la bacteria de un ataque de las células del sistema inmune, que normalmente sería capaz de matarla.
Pero lo más importante -afirman los investigadores- es que esta estrategia permite a la bacteria protegerse de los antibióticos.
Via BBC