Los bebés que duermen con padres fumadores presentan niveles de nicotina hasta tres veces superiores a los que lo hacen en otras estancias debido al denominado “humo de tercera mano”, que es aquel que queda adherido a la piel o a las prendas del fumador, según un estudio realizado en Cataluña.
Además, hay que tener en cuenta que en España el 73 por ciento de los padres fumadores reconoce hacerlo en presencia de sus hijos y, por ello, cerca del 50 por ciento de los niños están expuestos diariamente al humo ambiental del tabaco en el medio familiar, una circunstancia prevenible según los expertos.

El humo que no es inhalado por los propios fumadores ni por los fumadores pasivos, queda impregnado en cojines, alfombras, cortinas o prendas de vestir. Según un estudio del Instituto Hohenstein (Alemania) este humo alcanza concentraciones de sustancias tóxicas mucho más elevadas que en el aire lleno de humo.
Este trabajo revela que solo el 30% del humo de los cigarrillos es inhalado, mientras que el 70% restante va a la atmosfera y se deposita sobre los textiles, y estos lo retienen para liberarlo en contacto con la piel humana.
Así, el hábito de muchos padres que salen a fumar al balcón y después toman en brazos a su bebé es sumamente perjudicial. Se han realizado cultivos de células de la piel de bebés y se ha podido comprobar que la composición de la célula, la estructura y las propiedades de su tipo de piel se han visto afectadas negativamente.
Así, el doctor González Torralba, especialista en Neumología del Hospital del Tajo de Aranjuez, ha señalado que “existe una clara relación causal entre el tabaquismo de los padres y el desarrollo de patologías respiratorias en los hijos”.
“Los lactantes y niños menores de 2 años, hijos de padres fumadores, sufren mayor número de enfermedades respiratorias, asma, bronquiolitis, bronquitis, neumonías, así como mayor número de agudizaciones de patologías respiratorias ya existentes, que los hijos de aquéllos progenitores que no fuman”, ha matizado.
Via: 20 minutos