Se acerca Halloween, ya una fiesta global más que exclusivamente anglosajona, y suele ser una fecha propicia para el cine de terror. Pero pese a que en general se puede ver como una experiencia angustiosa, este género puede conllevar beneficios para la salud, explica la revista Time.
Hay un estudio de la Universidad de Westminster, en Reino Unido, que estudió el ritmo cardiaco, los niveles de oxígeno consumidos y los de dióxido de carbono expelidos, así como las calorías consumidas tras cada visionado. Así, ver El Resplandor consume 184 calorías, casi lo mismo que una caminata de 40 minutos. Tiburón o El Exorcista sirven para quemar 161 y 158 calorías, respectivamente.

El estudio también reveló que el visionado de las películas provocó el aumento de la producción de adrenalina, que activa la respuesta del sistema nervioso ante la reacción de lucha o huida: se obtiene energía de las reservas de nuestro organismo para estar preparado bien para huir o bien para luchar. Esto, además, evoluciona en una mejora del sistema inmune.
Otros autores simplifican afirmando que las pelis de terror generan “estrés positivo”, que al contrario que el negativo, mejora el sistema inmune. Es la opinión de Firdaus Dhabhar, profesor de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Miami.
Margee Kerr, socióloga experta en miedo, añade que pasar miedo puede hacer mejorar el ánimo. Kerr afirma que tras una experiencia aterradora, la gente se siente menos ansiosa, menos frustrada y más feliz: “Los diferentes neurotransmisores y las hormonas producidas durante la experiencia explicarían esto”, dice. El problema, admite Kerr, es que esto ocurre con sujetos que se han prestado voluntariamente a pasar una experiencia aterradora, de modo que los que la sufren sin querer, no obtienen los beneficios. También hay otro dato: un estudio de la Universidad de Michigan apunta a lo negativo de las películas de terror en niños. Esta investigación revela que el 26% de los adolescentes que experimentaron terror a través de cine o televisión duranet su infancia, conservan ansiedad residual desde esa experiencia.