Los niños que registran bajos niveles de hierro cuando bebés crecen con deficiencias cerebrales, aun cuando reciben un tratamiento temprano, informaron investigadores estadounidenses.
Un estudio entre 185 adolescentes en Costa Rica mostró que los bebés con las peores deficiencias de hierro nunca recuperaron los niveles considerados normales en pruebas de aprendizaje, memoria y pensamiento, y que los niños más pobres del grupo empeoraban sus calificaciones a medida que crecían.

El informe, publicado en Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, muestra la importancia de la nutrición temprana en los bebés, dijeron los investigadores.
“Si los efectos directos e indirectos de la deficiencia temprana de hierro en el cerebro interrumpen o demoran los procesos básicos de desarrollo podría producirse un efecto de bola de nieve”, dijo la doctora Betsy Lozoff, de la University of Michigan en Ann Arbor, quien dirigió el estudio.
Lozoff y su equipo, financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, analizaron a los 185 niños desde el primer año de vida.
A los pacientes se les controló la deficiencia de hierro en la primera visita y se les realizaron regularmente pruebas cognitivas de acuerdo con la edad, para evaluar su habilidad para aprender, pensar y recordar.
Los bebés con bajos niveles de hierro recibieron suplementos pero algunos nunca alcanzaron niveles normales, aun cuando el tratamiento tuvo en cuenta los casos más graves, diagnosticados como anemia, en todos los niños.
Los investigadores compararon a 53 bebés con deficiencia de hierro crónica con 132 chicos normales.
Entre los niños de familias de clase media, la brecha en las habilidades cognitivas nunca se cerró, según revelaron los investigadores.
“Sin embargo, entre aquellos participantes de familias de nivel socioeconómico más bajo, la carga pareció duplicarse; la brecha se amplió sustancialmente de 10 puntos en la infancia a 25 puntos a los 19 años”, escribieron los autores del informe.
Entre un quinto y un cuarto de los chicos de todo el mundo tiene anemia por deficiencia de hierro, en la cual la falta del metal provoca problemas con los glóbulos rojos de la sangre.
El tratamiento temprano es fundamental, indicaron los expertos.
Un segundo estudio publicado en la misma revista reveló que los niños que seguían tomando leche de vaca en biberón pasado el año de vida eran más propensos a tener deficiencia de hierro que los bebés de la misma edad que tomaban en taza.
La doctora Trenna Sutcliffe, de la University of Toronto, y un equipo de colaboradores evaluaron a 150 niños saludables, de entre 12 y 38 meses, que consumían leche de vaca sin fortificar.
Los investigadores hallaron que el 37% de los bebés que tomaban leche en biberón y el 18 por ciento de los niños que tomaban en taza tenían niveles de hierro por debajo de lo deseado.
“El biberón actuaría como un vehículo para el consumo excesivo de leche, que comprometería la absorción del hierro o la ingesta de alimentos o jugos ricos en hierro”, concluyó el equipo de Sutcliffe.
Con información de Reuters