Las amígdalas son un par de nódulos de tejido linfático y están situadas en la zona posterior de la garganta, son parte del sistema inmunológico del cuerpo y su posición les permite atrapar bacterias y virus que penetran en el organismo a través de la nariz y la boca.

Sin embargo, en ocasiones estos microbios no pueden ser destruidos por el sistema y las anginas son invadidas por los gérmenes, que al reproducirse producen amigdalitis o sea la inflamación de las amígdalas las que en caso de haber una infección mayor, en ocasiones se llenan de pus.
La amigdalitis es provocada generalmente por un estreptococo, bacteria que también provoca otras infecciones frecuentes, pero en la mayoría de los casos son virales.
Cuando la infección abarca también la garganta y sus alrededores, se ocasiona una faringitis, por lo que muchos médicos al diagnosticar estos padecimientos les llaman faringoamigdalitis.
La amigdalitis es muy común, sobre todo durante épocas de calor o frío extremo y ataca generalmente a los niños y jóvenes, aunque muchos adultos no se escapan de sus efectos.
La amigdalitis también es conocida como ardor o dolor de garganta y las irritaciones suelen ser causadas por virus o bacterias. La infección por estreptococo es particularmente peligrosa por los efectos secundarios que puede tener, ya que cuando se presenta 5 veces o más durante un año y con fiebres muy elevadas de más de 38.3° C, puede ocasionar fiebre reumática, enfermedad crónica que es muy delicada porque afecta al corazón.
La mayoría de las veces, la amigdalitis se relaciona también con la presencia de un resfriado común que presenta secreción nasal, tos, oídos tapados o inflamados, sinusitis y malestar general.