México se convirtió en el primer país de América Latina en autorizar el uso de emergencia de las dos pastillas contra Covid19, Molnupiravir de Merck, y Paxlovid de Pfizer, son una magnífica noticia de esperanza al sumarse como nueva herramienta contra esta larga pandemia.

Sin embargo, eso no significa que estarán disponibles. En principio, el consenso internacional es que la vacunación se sostenga como herramienta principal contra Covid19. La Organización Mundial de la Salud (OMS) presiona para que en 2022 la solidaridad ahora sí se imponga y se equilibre la repartición de vacunas por el mundo antes de generalizar las cuartas dosis (pero Israel y Chile hacen oídos sordos).

Adicionalmente, los tratamientos citados aún no están totalmente aprobados; ambos han sido autorizados para uso de emergencia -para prescribirse en casos de Covid leve o moderado con riesgo de agravarse- y pueden ser de gran ayuda para reducir significativamente la carga al sistema de salud, pero aún siguen en investigación. Y por lo mismo aún no serán para todos. Sólo se permitirá su uso en el sistema público – IMSS, ISSSTE, Sedena, Pemex o instancias estatales-, pero no en farmacias y no en hospitales privados.

El doctor Jaime Fandiño Izundegui, del área Covid del Hospital Español y jefe del Servicio de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello de dicho Hospital, nos mostró la carta donde la farmacéutica MSD explica a los médicos en México que su nuevo tratamiento sólo estará disponible para el sistema público. El especialista consideró que el hecho es claramente discriminatorio pues dichas opciones terapéuticas que pueden reducir a la mitad el número de hospitalizaciones, estarán negados al sector privado.

Es delicado si consideramos que una amplia proporción de la población en México acude a servicios médicos privados, y por lo demás está confirmado que durante esta pandemia se ha elevado el gasto de bolsillo destinado a salud debido en gran parte a las carencias de insumos y persistente desabasto en instituciones públicas.

El doctor Fandiño vislumbra que así como Oseltamivir lo fue para la influenza, las pastillas de Merck o las de Pfizer se convertirán en la versión terapéutica para Covid-19; de ahí lo relevante de que sean accesibles y disponibles para todos.

Esto considerando que tanto Monulpiravir como Paxlovid están indicados para Covid leve o moderado en paciente ambulatorio con prueba positiva; por eso aquella consigna de pruebas pruebas y pruebas, tristemente ignorada por la autoridad en México.

Aquí el punto, nos comenta Fandiño, es que dichos fármacos serán sobretodo útiles para pacientes contagiados sin problemas de oxigenación pero con riesgo de agravarse y de ir al hospital: personas con obesidad o con diabetes mellitus o hipertensión arterial, segmentos que lamentablemente representan una alta proporción de la población mexicana.

Ya se tuvo la experiencia con Remdesivir (de Gilead), el fármaco que igualmente Cofepris tardó meses en liberarlo para ser usado en sector privado, pero que en las instituciones públicas fue muy selectivamente utilizado: le fue aplicado hace un año al presidente López Obrador y luego al subsecretario López-Gatell. En este caso se trata de un fármaco mucho más caro cuyo costo es cercano a los 100,000 pesos.

En el caso de las nuevas pastillas anticovid aún está por conocerse su precio. En Estados Unidos se habla de Monulpiravir a un costo de 700 dólares, aunque Merck ha dicho que para países de medio desarrollo como México, habrá precios escalonados y estaría abierta la opción de licencias para la fabricación de versiones genéricas.

Todo está por verse, y sólo una última pregunta: ¿Qué cantidad comprará el gobierno de México? Considerando estilo y austeridad de la 4T es de esperarse que no sean las suficientes.

Maribel Ramírez Coronel / El Economista