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Sólo los daltónicos saben los problemas que conlleva tener dificultad para distinguir colores.
El daltonismo puede afectar la valoración de la frescura de un alimento, la habilidad para conducir o elegir una profesión.
Científicos aseguran haber inventado unos anteojos que corrigen el daltonismo dicromático, una forma de este defecto genético que afecta a algunas mujeres y a uno de cada diez hombres.
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Dalton y Sam son dos monos que nacieron sin poder diferenciar, por su color, un tomate de una pera. Ahora, un grupo de expertos ha logrado corregir su daltonismo mediante terapia génica. Las inyecciones en la retina de estos animales surtieron efecto y sus ojos comenzaron a captar las intensidades de los tres colores básicos: azul, verde y rojo. Su vida dejó de ser de una tonalidad sepia y se volvió de colores. El experimento aparece publicado en la revista Nature.
Este defecto visual puede ser de tres clases, dependiendo de si en el ojo están presentes uno, dos o los tres tipos de conos encargados de captar la luz de la triada básica de colores. De esta forma, el daltonismo es monocromático (si sólo hay una clase de pigmento), dicromático (si hay dos) o tricromático (si están las tres pero existen anomalías).
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