Los expertos recomiendan, por ejemplo, no volver a congelar alimentos que ya hayan sido descongelados, aunque sea parcialmente.
Los huevos se consideran alimentos de alto riesgo, por lo que está prohibida su utilización en crudo, su cáscara deberá estar limpia (sin restos de heces), intacta y sin fisuras.

Las frutas, verduras y hortalizas, frescas, tersas y sin golpes ni magulladuras.
Los cubos de basura deberán estar siempre tapados y una vez vaciados deberán limpiarse y desinfectarse convenientemente.
Y entre una larga lista de recomendaciones también sugieren no utilizar utensilios de madera, porque es un material poroso y difícil de desinfectar.
Los microorganismos necesitan condiciones adecuadas para crecer y multiplicarse. Están presentes en la mayoría de los alimentos crudos o en la boca, nariz, orejas, pelo, uñas y la piel de quien los cocina.
Otras fuentes de microorganismos son el polvo y la tierra que pueden encontrarse en los productos de origen vegetal o en el suelo, o en el ambiente.
Los alimentos se contaminan también en tablas de cortar, utensilios de cocina mal lavados, trapos de cocina o mediante el contacto directo entre alimentos crudos y cocinados.