Unos 60 mil alumnos de 240 escuelas en México iniciarán el ciclo escolar con el modelo de enseñanza Sistema Uno, en el que los todos los salones estarán equipados con tabletas iPad para cada niño, proyector y bocinas, además de libros articulados para la enseñanza de inglés, español y la actualización de maestros para formar a alumnos capaces de expresar sus ideas y desarrollar competencias acordes al siglo XXI.
Ésta es una iniciativa sólo para escuelas particulares desarrollado por Grupo Santillana, y aunque Sistema Uno ya está en pláticas con la secretaria de educación publica y las entidades federativas, la adaptación dependerá de la burocracia gubernamental, asegura Pablo Doberti, director internacional del proyecto.
Este sistema pretende crear un ambiente de aprendizaje con los programas de español e inglés, considerando a esta última como el medio para adquirir mayores conocimientos y no como una materia aislada dentro de la clase.

Esto en una “atmósfera” tecnológica con el apoyo de un proyector, iPad para cada estudiante, bocinas y conexión a internet durante la segunda fase del proyecto. Al inicio las iPads tendrán los contenidos instalados para las clases desarrollados por Apple; los materiales visuales para ciencias naturales generado por Discovery y Cambridge University, encargada de los programas de lengua inglesa.
En los últimos 50 años se han desarrollado proyectos e iniciado investigaciones para llegar a un sistema como este que ya funciona en Colombia, Argentina, Brasil, Ecuador, El Salvador y Guatemala, lo que incluye a 80 mil estudiantes en toda la región, y se prevé que en tres años sumen un millón.
Doberti explica, sin embargo, que no se requiere de programas extensos de capacitación para enseñarles a encender el iPad. Ese es el verdadero “discurso de la resistencia. “La propia exploración del maestro lo hará enriquecerse, la exploración compartida y algún acompañamiento hará que la curva de apropiación del sistema sea ascendente”; la apuesta es para que los maestros dejen de temerle a la tecnología.
“Los niños son un tsunami de digitalización, más bien que el profesor se debe subir a la tabla de surf y juegue en lugar de tenerle miedo”. Lo que el sistema tiene que hacer, asegura, es “proveerle al profesor recursos idóneos para que se empodere y aprendamos juntos de la experiencia que él genere”.
Cualquier escuela privada se puede unir al Sistema Uno, el costo es de mil 800 dólares pero los padres pagan una anualidad de 3 mil 900 pesos y “no se amortiza; establecemos contratos de tres años con las escuelas y en ese periodo comienza el proceso de amortización, si sólo pagara un año no alcanzaría”, explica Doberti.
El director asegura que en el sistema educativo mexicano “lo estamos haciendo mal”, el primer paso es reconocerlo. “La mayoría de cosas que nos interesa que los niños adquieran, hoy nos confiamos en que lo puedan hacer fuera del ambiente escolar: capacidad para participar, exponer, etcétera”.
La SEP inició el proceso de digitalización en el aula con Enciclomedia y está siendo sustituida por el programa Habilidades Digitales para Todos (HDT), con computadoras personales en un salón.
Estos programas son de “dotación, que han conseguido la inclusión, pero no la calidad, no giran, no se mueven en términos de prácticas”. Para moverlo se requiere un sistema, uno que atienda esas habilidades que diagnostica la prueba PISA, afirma Doberti.
El problema es que HDT y Enciclomedia arrancan con una gran capacitación a maestros, pero se requiere un proceso más sencillo. “Los maestros no son analógicos ni dinosaurios digitales, lo que pasa es que cuando van a la práctica educativa, sí se vuelven así porque no encuentran la manera de articular lo digital y la docencia”.
“Se cambia cambiando, primero se tiene que tener claro hacia dónde ir y empezar a instrumentar medidas cortas y sumativas, exponer a los docentes y a las escuelas al proceso de cambio y sostenerlo”, asegura Alfredo Vota, director internacional de formación de Sistema Uno.
La escuela, insiste, es un “articulador de política pública”, ahí convergen muchas instituciones y a partir de ahí se puede lograr el cambio con un trabajo simultáneo entre los colegios y las políticas gubernamentales, dice.
Claudia Ramírez, docente desde hace 15 años, trabaja en el colegio Green Hills en la Ciudad de México, y dice que los niños le enseñan a sus maestros a utilizar los dispositivos tecnológicos. “Así como con los celulares uno aprende a utilizarlos picándole, pero sí necesitamos capacitación, sobre todo por la brecha generacional, es complicado, no estudiamos nosotros así. Los alumnos le saben más que nosotros”.
Modo de operar
• El sistema incluye también la formación para los maestros y directivos, la evaluación y la red de escuelas para interactuar entre los miembros de los países, además, un acompañamiento de los coachs que visitan las escuelas y atienden las dudas de la comunidad y un call center para resolver problemas técnicos.
• En los últimos dos fines de semana se realizaron dos jornadas de capacitación para 2 mil 200 maestros de todo el país y otras naciones en Morelia, Michoacán.
Via: Milenio