Síntomas imaginarios que pueden ocasionar graves daños a la salud física, mental y social que requieren de la atención médica psicológica inmediata

 

La hipocondría es un problema de salud mental, que se caracteriza por creer que se está padeciendo o que se tiene una enfermedad, por el simple hecho de sentir uno o varios síntomas que en la mayoría de los casos son “inventados” o exagerados.

Este problema llega a ser muy severo ya que afecta la calidad de vida de quienes lo padecen y de sus familiares, ya que se sienten impotentes e incapaces de dar ayuda al enfermo.
A veces este problema se presenta de forma esporádica y en otras ocasiones es crónico y casi siempre aparece cuando hay crisis o periodos de depresión, soledad, ansiedad o estrés y la persona no sabe como canalizarlos o manejarlos y siente una enorme necesidad de llamar la atención, aunque también son síntomas de una persona con esquizofrenia.
La hipocondría es un problema que se presenta con mayor frecuencia en hombres y aunque es más común entre los 30 a 40 años en hombres y entre los 40 a 50 en las mujeres, hay niños y jóvenes que también la padecen y los “enfermos”, viven esperando que el médico les diga que tienen algo grave, para estar tranquilos, aunque poco les dura, porque pronto empiezan a “sentir” nuevos síntomas.
Con frecuencia, este problema se presenta en personas que han padecido alguna enfermedad real, por ejemplo, un niño asmático, tiene más posibilidades de desarrollar un problema imaginario con síntomas no relacionados con el asma.
Otras personas se refugian en una enfermedad para llamar la atención, eludir responsabilidades, aplazar o evitar decisiones, desarrollar compasión o mantener a alguien a su lado, por lo que sus “enfermedades” se convierten en el punto medular de todas sus pláticas.
El problema principal radica en que la vida de la persona se centra en la preocupación por su cuerpo y en el estar pendientes de cualquier síntoma, signo o manifestación que “pueda” indicar algún mal. Tienden a cuidarse en exceso para evitar su “agravamiento” y siempre sienten que no son atendidos adecuadamente por el médico, por lo que consultan a uno y a otro, por lo que la familia termina muy cansada, con grandes gastos económicos y molesta por las constantes quejas.
Los hipocondríacos son muy sensibles al dolor físico por lo que un simple piquete, golpe o raspón, suele convertirse en todo un evento y tormento, ya que desean que todos los demás vean como muy grave su problema.
La interpretación distorsionada de los síntomas físicos llegan a tener tal peso en su mente y sus conductas y su calidad de vida se ve totalmente afectada y pueden llegar a presentar cuadros “clínicos” muy peligrosos, o a realizar acciones como el automedicarse por todo y para todo, con los riesgos enormes que esto conlleva, también suelen realizarse estudios que por su naturaleza representan un riesgo en sí mismos o sumirse en cuadros de depresión intensos al sentir que están “al borde de la muerte”. esmas.com