Los médicos pueden reducir a la mitad el riesgo de parálisis cerebral en los bebés muy prematuros administrando a sus madres sulfato de magnesio justo antes de dar a luz, según un nuevo estudio.

El compuesto mineral, también conocido como sales Epsom, se utiliza actualmente para tratar la hipertensión sanguínea vinculada al embarazo y para detener el trabajo de parto prematuro. Los médicos deberían considerar dárselo a las mujeres que están por dar a luz un infante extremadamente prematuro, dijo uno de los investigadores, el Dr. John Thorp, de la Universidad de Carolina del Norte.

“Es barato. Está disponible fácilmente. No daña a nadie. Pienso que será adoptado ampliamente“, comentó Thorp.

La investigación fue conducida por el Dr. Dwight Rouse de la Universidad de Alabama en Birmingham, que la presentaba el jueves en una reunión de la Sociedad para la Medicina Maternal-Fetal en Dallas.

La parálisis cerebral es una complicación seria del nacimiento prematuro. Es causada por daños a la parte del cerebro que controla el movimiento y causa deficiencias en el control y coordinación musculares.

Thorp dijo que no está claro cómo funciona el sulfato de magnesio, pero se cree que dilata los vasos sanguíneos en el cerebro del recién nacido.

En el estudio financiado por el gobierno, los investigadores administraron una infusión de sulfato de magnesio a mujeres que estaban por dar a luz a bebés prematuros para ver si reducía el riesgo de parálisis cerebral. En el estudio participaron 2.241 mujeres con 24 a 31 meses de embarazo. Los infantes nacidos antes de las 37 semanas se consideran prematuros.

La mayoría de las mujeres estaban en trabajo de parto prematuro porque se había roto la bolsa de las aguas. A algunas les dieron el compuesto y a otras placebo. Los bebés fueron examinados para determinar si presentaban indicios de parálisis cerebral al nacer y a lo largo de los dos años siguientes.

De los bebés que sobrevivieron, se registró parálisis cerebral moderada o severa en un 2% de los tratados con el compuesto, en comparación con el 4% de aquellos cuyas madres no los recibieron.

El número de infantes que murió fue aproximadamente igual en ambos grupos.

fllq / AP