Hoy en día desgraciadamente hay miles de historias sobre acoso escolar o bullying y cada una con un final o proceso diferente. Para la gente que ya me conoce y que quiere saber la conclusión de mi historia, aquí la comparto.
Por medio de a las redes sociales he estado en contacto con amigos y también con completos desconocidos, pero con una pregunta en común,
¿Qué hacer si tu hijo/hija sufre por el bullying?

Me han platicado sus historias y he visto errores y aciertos. Una de las historias que más me llamó la atención fue la de un señor Colombiano que su hija había pasado por un caso de bullying. Tuve la suerte y el honor de hablar con él y con su esposa sobre su experiencia y me encantó la manera que lo solucionaron “…debe ser a través de la paz, no la violencia, la manera de resolver los casos de bullying (entre tantos otros casos!). Es la unica manera de lograr algo positivo…”
¿Paz? Me sorprendió. Tenía ese día demasiados sentimientos encontrados y no supe que contestarles. Les agradecí su tiempo y me sente a pensar un rato. Tenía toda la razón. No lograría NADA enojandome ni con la escuela, ni los padres, ni con los niños responsables.
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo encontrar el balance?
Tenía, y aún tengo, todas las herramientas para hacer este caso de bullying tan grande o tan chico como quisiera. Desde demandas civiles hasta penales pero aveces, aunque parezca mentira, esto no siempre es la mejor solución. Después de pensar bien lo que iba a hacer y pensar en lo que verdaderamente ayudaría a mi familia, tome el camino pacífico y lento.
Quiero aclarar que no estoy recomendado o criticando las opciones que otros padres han tomado en lo más mínimo. Creo que cada familia debe evaluar lo que en su caso es la mejor opción. En el mio, era la paz.
Decidí hablar con los directivos y papas sobre el bullying. La escuela no lo quería hacer al principio pero fui MUY persistente. A pesar de que mi hijo ya no iba a ser parte de esa escuela, por varias razones no solo ésta en particular, era algo que se debía de hacer. Lo peor que uno pude hacer es quedarse callado.
Finalmente lo logré. La junta iba a ser una semana antes de terminar el curso escolar con 30 padres de familia (ya confirmados), la directora de la escuela, el director de bachillerato y unos jóvenes expertos en el tema llamados Grupo Jóven a Jóven. Todo estaba listo.
Esa mañana iba emocionada de por fin, después de dos años, ponerle cara a los padres de los niños que golpearon a mi hijo. No, no iba a pelearme, iba con la intención de que supieran lo que estaba pasando, el daño ya estaba hecho y no iba a cambiar, era momento de dialogar.
Al llegar mi corazón latía fuerte. Era la mama mas jóven y me temblaron las rodillas. Llegaron los directivos, los de Grupo Jóven a Jóven, 6 mamás y yo.  No era la audiencia que había confirmado de padres de familia, pero por lo menos las que nos preocupaba el tema y nuestros hijos, estabamos presentes.
¿Dónde esta el interés y responsabilidad de los otros 24 padres y/o madres?
Empezó Grupo Jóven a Jóven a tocar el tema de que era el bullying. Las razones por las cuales se llama de ésta manera y las implicaciones que tenía en nuestros hijos. De  cada 10 niños, 3 son acosados en la escuela y el suicidio de menores entre los 9 a 15 años es altísimo:
Durante el año pasado (2010), 190 jóvenes se quitaron la vida en la Ciudad de México debido al acoso estudiantil denominado “Bullying”, señaló una organización ciudadana.”  (http://www.razon.com.mx/spip.php?article66068 )
Después de una plática muy informativa, expuse el caso particular de mi hijo. Expliqué como no recibí apoyo concreto de la escuela (y cómo no supe exigirles que lo hicieran) y que era sorprendente que después de 2 años por fin se pudo hacer esta reunion TAN importante, no solo para mi y mi caso, sino para todos los otros niños que en silencio también sufren o han sufrido de esto, y para que sepan los padres cuando son sus propios hijos quienes lo causan.
Les pedí a la escuela cero tolerancia a la NO comunicación entre padres de familia. Todo hubiera sido MUY diferente si la escuela tomaba la responsabilidad que le corresponde y nos hubiera juntado para platicar y llegar a un acuerdo. Comenté que era importantísimo ver por qué esta sucediendo esto y llegar a acciones a favor tanto del agresor, ya que por algo esta actuando de esta manera el que acosa, como del que recibe la agresión, por ejemplo ayuda terapeutica y protección de la escuela para que no siga pasando.
Como última medida sugerí que si después de este esfuerzo el niño sigue acosando, debe de ser expulsado por el bien de todos. Hubo una pausa larga. Se que no soy nadie para poner este tipo de reglas en la escuela, pero sí conozco escuelas que la utilizan y que les funciona muy bien. Espero por lo menos lleguen a considerar esta medida.
Una de las señoras toma la palabra y me dice: “Hola Ana, yo soy la mamá de la niña que golpeaba a tu hijo.” Creo que a todos en ese momento se nos hizo un nudo en la garganta. Y continuó: “Siento muchísimo lo que ha pasado, se me cae la cara de vergüenza, pero quiero decirte que soy una mamá que esta presente, que me importa y que he tratado de que esto pare…” difícilmente pudo contener las lágrimas.
Ella quería platicar conmigo y yo con ella desde que este problema comenzó a principio de año, pero la escuela NO lo permitió. La verdad no se por qué, lo que sí se es que se escaló a tal grado que la niña acabo causandole a mi hijo una fisura grave en el pie y él estuvo con yeso un mes.
Las dos nos abrazamos, y a pesar de mi panzota, traté de que ese abrazo le ayudara a quitarse culpas. Eso sí no sirve de nada. Me dí cuenta de que no soy nadie para juzgar a los padres de esa niña.
¿Si yo fuera la mamá de un bully, que haría?
Entiendo perfecto su dolor y me quedó claro que ella entiende el mío. No ha de ser nada fácil presentarte y decir que tu hija esta fuera de control, pedir ayuda, exponer tu caso y enfrentarse a lo que la madre del otro niño(a) tuviera que decir.
Me dió una gran lección de humildad y valentía.
Ella fue básicamente a la reunion para poderme ver y decirme esto cara a cara. Que lástima que tuvo que llegar tan lejos para finalmente vernos, pero en fin así pasó y estoy muy agradecida por eso.
Las demás mamas poco a poco fueron sacando también problemas ,ya sea de bullying o de falta de apoyo, que no les dió la escuela a sus hijos. De las 6 mamás TODAS tuvimos algún problema no resuelto de acoso escolar, falta de adaptación por diferentes razones, y/o aislamiento del grupo. Al platicarlo todos nos dimos cuenta de que se pudo haber contener en su momento, pero al ponerlo de bajo de la alfombra, empeoró. Eso sí es alarmante.
¿Por qué le tenemos tanto miedo al diálogo?
Entiendo que la escuela tuvo mucho que ver, pero tampoco la reunion era para hacerlos ver como los malos, por que no lo son. El objetivo siempre fue que todos aprendieramos de esta experiencia para saber cómo en el futuro debemos proteger a nuestros hijos, ponernos en contacto (los papas) para que haya una buena comunicación y tener consecuencias reales de parte de la escuela para que no siga pasando.
La responsabilidad es de los padres, de la escuela y de los niños.
Salí muy satisfecha y conmovida de la reunion. Finalmente se cerró el círculo, terminó el capítulo.
Ahora cada uno debemos hacer nuestra parte, lo que nos corresponde para que no pase otra vez.
No se si en efecto va a cambiar la escuela, si los niños no pasarán por lo que paso mi hijo, y si se logrará una comunicación entre padres en el futuro. Lo que me queda claro es que sí expusimos lo que pasaba, solucionamos el problema SIN VIOLENCIA, tuvimos una comunicación positiva y no culpamos a nadie.
Conseguimos esa paz que mi hijo y yo buscabamos, y ya con mejor cara y un poco más fuertes, podemos seguir nuestro camino.