La Tos es uno de los síntomas más molestos y agotadores de las enfermedades respiratorias. Impide hablar, ocasiona ruido, no deja dormir bien, lastima la garganta y provoca dolores de pecho y tórax cuando esta es fuerte, persistente o dura mucho tiempo. Además no solamente afecta a quien la padece sino a los que conviven con la persona.
Difícil de tratar, la tos ha afectado durante el último año a 47 millones de personas, de las cuales la mitad son niños menores de 14 años y se calcula que aproximadamente el 40% de los adultos presenta un cuadro de tos al año, generalmente durante la temporada de frío.

La tos es la expulsión forzosa de aire de las vías respiratorias para liberarlas de cualquier obstrucción, por lo que no es una enfermedad en sí, sino una reacción del organismo y una señal de alarma.
En muchos casos se debe a la existencia excesiva de líquido espeso conocido como flema, que se forma en los conductos bronquiales, pero también puede ser ocasionada por un intento por deshacerse de polvo, polen, humo y otros contaminantes alojados en los pulmones y hasta como una reacción que permite salvar la vida, cuando algún alimentos o líquido penetra en la tráquea y obstruye la respiración.
La tos es la primera manifestación o señal de alerta que se presenta cuando el aire que aspiramos está contaminado, contiene virus o bacterias o está muy frío y al entrar a los pulmones a través de la nariz y la boca, activa nuestros mecanismos de defensa para defendernos de los agentes extraños.
Entre estos mecanismos de defensa se encuentran miles de minúsculas vellosidades conocidas como cilios, que están en la mucosa de la nariz y cuya función es la de actuar como una barrera para que bacterias, polvo y otras partículas contaminantes no puedan penetrar al sistema respiratorio. Los cilios resultan ser efectivos contra infecciones de la nariz, senos para nasales y bronquios.
Sin embargo, el movimiento de los cilios se pueden deteriorar o disminuir por el frío, el tabaco, por padecer constantes resfriados, por falta de ejercicio, bebidas frías o por el consumo de antihistamínicos y cuando esto sucede, aparece la molesta tos que con su fuerza trata de expulsar a los agentes patógenos.
También se presenta como producto de la inflamación, resequedad de la garganta o por la presencia de algún elemento que bloquee el paso del aire a los pulmones.