Luego de medir el contenido de alcohol en la sangre (alcoholemia) de 382 adultos que asistieron a trece encuentros de béisbol y tres partidos de fútbol americano, los investigadores de la Universidad de Minnesota hallaron que el ocho por ciento de de los aficionados encuestados tenían 0.08 de alcoholemia o superior, lo que se considera el límite legal de intoxicación. También descubrieron que los que se reúnen antes del juego en el estacionamiento del estadio tuvieron catorce veces más probabilidades de salir borrachos del juego.

El estudio, aparentemente el primero en los EE. UU. en intentar medir los niveles de alcoholemia luego de los eventos deportivos profesionales, también determinó que los aficionados menores de 35 tenían nueve veces más probabilidades de estar borrachos.
Según el estudio, cerca de uno de cada cuatro asistentes que celebró en el estacionamiento del estadio antes del juego dijo haber consumido cinco o más bebidas alcohólicas. Además, los que tenían los niveles de alcoholemia más elevados habían consumido en promedio 6.6 bebidas.
“En realidad no había muchos estudios que examinaran específicamente una medida objetiva de cuánta gente bebía en estos eventos”, aseguró Darin Erickson, autor del estudio y profesor asistente de epidemiología y salud comunitaria de la Facultad de salud pública de la Universidad de Minnesota. “Al igual que con la mayoría de las buenas investigaciones, probablemente generó más preguntas que respuestas”.
Erickson y su equipo preguntaron a los aficionados que salían de los eventos deportivos entre mayo y octubre de 2006 si aceptaban someterse a una prueba anónima con un alcoholímetro y una encuesta verbal de cinco minutos para evaluar sus niveles de consumo de alcohol antes y durante el juego.
En promedio, veinte aficionados aceptaron participar luego de cada juego. El 58 por ciento de los participantes eran hombres. Cerca del 55 por ciento tenía entre 21 y 35, mientras que el 14 por ciento tenía 51 o más.
El estudio aparece en línea el 18 de enero y será publicado en la edición impresa de abril de la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research.
Erickson aseguró que era un reto lograr que los aficionados aceptaran someterse a la prueba, no solo porque quizá hayan deseado ocultar sus niveles de alcoholemia, también porque “en su mente lo único importante es ganarle al tráfico y llegar a casa”.
“Nos preocupaba no lograr encuestar suficiente gente”, dijo. “La próxima vez tendríamos [a otra persona en el equipo] solo para ver cuánta gente se niega. No tenemos realmente una idea objetiva del índice de respuestas”.
Los expertos en alcohol aseguraron que la cantidad de aficionados que abandonan los estadios en estado de embriaguez desde el punto de vista legal probablemente sea superior al ocho por ciento sobre el que se informó.
“Las cifras son sorprendentes y alarmantes”, aseguró el Dr. Stephen Ross, profesor asistente de la Facultad de medicina de la Universidad de Nueva York y director clínico del Centro Langone de Excelencia para la Adicción de la NYU.
“Es bien sabido que se bebe mucho en los juegos de pelota”, comentó Ross. “Es parte de la cultura del juego. La cultura determina más el uso de sustancia que casi cualquier otro factor. Claramente, es un riesgo para la salud pública”.
Michael Hilton, subdirector de la división de investigación en epidemiología y prevención del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de EE. UU., aseguró que es razonable suponer que mucha gente sale de los eventos deportivos demasiado intoxicada para conducir de regreso a casa con seguridad.
“La implicación es que mucha de esta gente probablemente conducirá”, dijo. “Esto debería ser motivo de preocupación. En realidad esto es como un estudio piloto, pero dice cosas que vale la pena seguir en estudios futuros”.
Erickson y otros dijeron que los estadios, universidades y otros lugares donde se celebran eventos deportivos importantes deberían implementar o mejorar sustancialmente las políticas que revisan la sobriedad de los conductores, desalientan las reuniones en el estacionamiento del estadio antes del juego o sirven demasiadas bebidas alcohólicas a los clientes.
“El estudio nos recuerda que sí se bebe en exceso en los eventos deportivos y que esto probablemente contribuya a los accidentes y lesiones, o incluso a muertes, por conducir en estado de embriaguez”, aseguró el Dr. James C. Garbutt, director médico del Programa de Abuso del Alcohol y Otras Sustancias de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. “Los esfuerzos por reducir este grave problema, como la educación, los controles policiales del tráfico alrededor de los estadios y no vender más alcohol en la parte final del partido, tienen mucho valor”.
En una investigación relacionada, los científicos que estudiaban la violencia masculina en los bares hallaron una diferencia clara entre los victimarios y las víctimas de agresión en los bares. El estudio, que aparece en línea el 18 de enero y serán publicados en la edición impresa de abril de Alcoholism: Clinical and Experimental Research, reclutó a 675 bebedores jóvenes de sexo masculino que habían estado en un bar o una taberna durante los doce meses anteriores.
Sus respuestas a una encuesta en línea sugirieron que la creencia común de que los hombres jóvenes que se ven involucrados en riñas de bar en realidad participan voluntariamente es incorrecta.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare