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Mantener un equilibrio hormonal, superar algunos síntomas de la menopausia, ayudar a eliminar cuadros depresivos o calmar dolores musculares y de cabeza, son sólo algunos de los efectos positivos de la aromaterapia, antiguo arte que renace en esta época, donde los cambios vertiginosos y la vida acelerada que llevamos, provocan en la población mundial estados de estrés que dañan al organismo.
Esta técnica se ha convertido en una extraordinaria posibilidad de tratamiento natural holístico que aprovecha las propiedades de las plantas, a través de aceites esenciales.
Actualmente la aromaterapia parte de la premisa de que el mejor modo de prevenir cualquier padecimiento es fortalecer los mecanismos de autodefensa del cuerpo; sin embargo, aún cuando ya existe alguna enfermedad, contribuye como método terapéutico y paliativo que beneficia los tres niveles del ser humano: el físico, el emocional y el mental.
La facilidad de absorción que tienen los aceites en la piel permite que los componentes activos penetren armonizando al organismo.
Aceites esenciales
El uso de los aromas y aceites vegetales data de por lo menos 3 mil 500 años antes de Cristo y fueron utilizados como elementos curativos, cicatrizantes, protectores contra los malos espíritus y en distintos rituales religiosos.
Actualmente se sabe que estas sustancias están contenidas en las células microscópicas en el interior de las plantas, ya sea en raíces, tallos, hojas, flores, frutos, corteza o semillas.
¿Cuáles son?
Los aceites más empleados, debido a sus propiedades terapéuticas son:
–El eucalipto: de esencia fresca y balsámica, sirve para atender casos de bronquitis, laringitis, asma, gripe, sinusitis, tos, fiebre, cuidados de la piel, dolores reumáticos y musculares, gracias a su función analgésica, expectorante y diurética. Puede combinarse con bergamota o citronela.
–La lavanda: de aroma limpio y relajante, es efectiva en problemas de insomnio por estrés, depresión, dolores musculares, quemaduras o heridas leves, acné, aftas, cicatrices, herpes, resaca, cólicos, dolor de oídos e infecciones en general. Combina con la bergamota y el limón.
–La manzanilla: por su acción calmante disminuye la excitación nerviosa y la depresión; por su contenido de azuleno y su poder analgésico se emplea para tratar conjuntivitis, dermatitis, dentición, dolor de oídos, entre otros padecimientos.
Puede usarse con aceite base de semilla de uva.
–El tea tree: utilizado hasta principios del siglo XX, combate infecciones en general, heridas, gripe, verrugas, pie de atleta. Los especialistas señalan que puede atacar bacterias, hongos y virus.
–La semilla de uva: además de servir como vehículo para hacer mezclas, tiene efectos positivos sobre la piel, tales como drenar el sistema linfático, limpiar la dermis de toxinas y es un excelente antioxidante, nutriente y tónico.
–El ylang-ylang: es una fragancia dulce, voluptuosa y un extraordinario antidepresivo y sedante, se usa también para ayudar en problemas sexuales producidos por ansiedad y estrés.
–La bergamota: de olor fuerte, dulce y persistente es antidepresivo, cicatrizante, antiséptico y analgésico, usado en casos de halitosis, cistitis y soriasis.
–El sándalo: fragancia leñosa y dulce, permite llegar a un estado de meditación profunda, además de ser antiespasmódico, astringente, expectorante y utilizado como auxiliar para eliminar el acné.
También existen aceites esenciales de canela, ciprés, geranio, palmarosa, romero y menta inglesa.
Hay tres diferentes maneras de aplicación y de acceso a los aceites esenciales: el sistema respiratorio, el dérmico y el energético.
Para ello existen en el mercado aditamentos llamados difusores que permiten esparcir el aroma del aceite en el ambiente; los vaporizadores, que dispersan las esencias junto con vapor de agua para mantener húmedo el lugar y, los nebulizadores, los cuales ofrecen una vía de acceso mucho más rápida y deben ser empleados para atender padecimientos de carácter físico.
Sin embargo, el abc de la aromaterapia recomienda otros métodos para emplear los aceites esenciales como las compresas, que pueden ser frías, tibias o calientes, dependiendo de la afección.
De igual forma, los baños son una excelente rutina para usar las sustancias relajantes y sedantes. Pueden ser de tina, de esponja (una vez terminada la ducha cotidiana, emplee una esponja impregnada con algunas gotas de las esencias), de pies, de manos o de asiento.
También existen las aguas aromáticas que se pueden verter en recipientes con atomizador para dar una fragancia especial al sitio de su preferencia.
Los enjuagues bucales en los que se diluye de una a dos gotas de los aceites eliminan problemas del sistema respiratorio, dentales o de encías.
Pero algo verdaderamente relajante lo constituyen los masajes, los cuales son una terapia ideal para el tratamiento integral de la persona. Se absorben con mayor intensidad las sustancias de los aceites y el proceso terapéutico se prolonga por horas.
Éste puede ser corporal, de pies, de manos, local (sobre la zona afectada), facial o un frotamiento especial en áreas donde la piel es más delgada (zonas de pulsos), es decir, detrás de las rodillas, de las orejas, de los codos, alrededor del pecho, en el interior de la muñeca, debajo de la nuca y en las sienes.
Además existen otros usos como la inhalación o aplicación directa, el empleo de algodones con algunas gotas de la esencia, cremas, champús, mascarillas faciales o aromatizantes ambientales.
Los especialistas señalan que los aceites esenciales no son medicamentos, que no se recomienda su uso en mucosas y que si el aroma se va atenuando al paso de las horas no es debido en las más de las ocasiones, a que sea un mal producto, sino a que el organismo lo está absorbiendo.
Tags: acne, aromaterapia, depresion, fragancia, también