Un grupo de investigadores españoles descubrió un tratamiento precoz del mieloma asintomático de alto riesgo – que deriva en un cáncer denominado mieloma múltiple activo– con el que lograron retrasar su progresión y aumentar la supervivencia de los pacientes.
El mieloma múltiple tiene una incidencia anual de cuatro casos por cada 100.000 habitantes, que se produce por la transformación maligna de las células plasmáticas, presentes en la médula ósea.
El nuevo tratamiento es el resultado de un ensayo clínico realizado por el Grupo Español de Mieloma (GEM-PETHEMA), que publica en su número de agosto la revista médica The New England Journal of Medicine, y que fue coordinado por los doctores Jesús San Miguel y María Victoria Mateos, del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca.

Los resultados del estudio ponen de manifiesto, según explicaron hoy en rueda de prensa San Miguel y Mateos, la necesidad de identificar como un grupo diferente a los pacientes con mieloma asintomático de alto riesgo, así como la conveniencia de considerarlo como un mieloma sintomático en fase precoz.
La posibilidad de que un tratamiento precoz en esta fase pueda mejorar la evolución del mieloma múltiple supone un cambio en la práctica clínica habitual donde los pacientes no eran tratados hasta que no aparecían los síntomas del tumor.
Según San Miguel, los nuevos fármacos aparecidos en los últimos años permitieron aumentar “de forma notable” la esperanza de vida de estos pacientes en unos cinco o siete años.
El ensayo clínico se centró en la fase previa a la aparición de los síntomas, denominado “mieloma quiescente o asintomático”. Según la doctora Mateos, el riesgo de que estos pacientes se conviertan en sintomáticos es del 10 por ciento, lo que quiere decir que en un período de cinco años la mitad de los enfermos padecerán el tumor.
En el estudio participaron 120 pacientes de los cuales a la mitad no recibió ningún tipo de terapia hasta la aparición de los síntomas mientras que al resto se les administró el tratamiento con antelación.
A estos últimos se les administró lenalidomida, un fármaco nuevo inmunomodulador (que ayuda a regular la capacidad del sistema inmune) y que demostró gran eficacia contra el mieloma activo, y dexametasona, un corticoide.
Los resultados del ensayo mostraron un porcentaje de respuesta al tratamiento superior al 80%. El 74% de los pacientes no tratados progresaron al mieloma activo mientras que de los que fueron tratados con lenalidomida y dexametasona solamente lo han hecho el 22%, explicó San Miguel.
Destacó además que la supervivencia de los pacientes tratados a los cinco años es del 94 por ciento frente a un 74 por ciento en los no tratados.