Anoche, en un giro que solo puede explicarse por razones ajenas a la calidad musical, la Academia de Hollywood decidió premiar a “El Mal”, la canción de la película francesa “Emilia Perez“, iba a decir que era la peor canción nominada, pero ese calificativo se lo lleva “Mi Camino” de la misma película.

La categoría de Mejor Canción Original ha premiado joyas icónicas del cine a lo largo de la historia, canciones que marcaron generaciones y quedaron en la memoria colectiva. Esta vez, la Academia decidió ignorar opciones con mucho más mérito, como “Never Too Late” de Elton John o “The Journey” de Diane Warren, para darle el premio a una canción que nadie recordará en un mes. ¿Por qué? Porque la Academia no vota con los oídos, sino con su agenda.

Clement Ducol, de izquierda a derecha, Camille y Jacques Audiard reciben el premio a la mejor canción original por “El Mal” de “Emilia Pérez” durante la ceremonia de los Oscar el domingo 2 de marzo de 2025 en el Dolby Theatre de Los Ángeles. (Foto AP/Chris Pizzello)

No me malinterpreten. Que una película tenga un mensaje progresista no es un problema, no soy anti “woke”. El problema es cuando ese mensaje se convierte en el único criterio para otorgar un premio. ¿Acaso alguien en la Academia escuchó realmente las canciones nominadas? ¿O simplemente marcaron la casilla de la opción que les parecía más políticamente correcta sin tener idea de si la canción era buena? No es la primera vez que ocurre, pero este año la decisión fue especialmente insultante.

Y aquí es donde viene la pregunta inevitable: ¿deberían los miembros de la Academia siquiera votar en esta categoría? Estamos hablando de un grupo de personas que no tienen el conocimiento y criterio musical para hacerlo, directores, actores que no creo sepan valorar este premio en particular. Tal vez la mejor solución sería dejar que esta categoría sea decidida por expertos en música y composición, en lugar de un montón de personas que votan basándose en qué película les hizo sentir más virtuosos moralmente.