La gente que suele ser tranquila y que no se angustia fácilmente tiene menos riesgo de desarrollar demencia en la vejez.
Esa es la conclusión de un estudio llevado a cabo en Suecia que aparece publicado en Neurology , la revista de la Academia Estadounidense de Neurología.

El estudio, llevado a cabo por investigadores del Instituto Karolinska, en Estocolmo pidió a 506 ancianos sanos de más de 78 años que respondieran cuestionarios sobre su personalidad y estilo de vida.
Con las respuestas los científicos identificaron a la gente con distintos grados de “neuroticismo”, un término que significa vulnerabilidad a la neurosis, o tendencia a angustiarse fácilmente.
El cuestionario también midió la extraversión, que es la capacidad de la gente para abrirse a otras personas.
Las preguntas sobre estilo de vida determinaron qué tan a menudo una persona participaba regularmente en actividades recreativas u organizativas.
Y también mostró la riqueza de las redes sociales de los participantes.
Los resultados
Los científicos siguieron a los participantes durante seis años y durante ese tiempo 144 ancianos desarrollaron demencia.
Tras analizar los resultados, los investigadores descubrieron que aquéllos que no se angustiaban fácilmente eran calmados y satisfechos consigo mismos.
Por otro lado, los ancianos que solían estresarse con facilidad eran emocionalmente inestables, negativos y nerviosos.
Además, la gente abierta obtuvo puntuación alta en la escala de extraversión y era socialmente más activa y optimista que las personas con baja extraversión, que eran más reservadas e introvertidas.
Según los investigadores, los resultados mostraron que la gente socialmente inactiva pero calmada y relajada mostró 50% menos riesgo de desarrollar demencia, comparada con la gente que era socialmente aislada y que se angustiaba fácilmente.
El riesgo de demencia también fue 50% más bajo entre las personas que eran más abiertas y calmadas que las personas abiertas pero que se angustiaban fácilmente.
“En el pasado los estudios han demostrado que la angustia crónica puede afectar partes del cerebro, como el hipocampo, y esto puede conducir a la demencia” afirma el doctor Hui-Xin Wang, quien dirigió el estudio.
“Pero nuestros resultados revelan que tener una personalidad calmada y abierta, combinada con un estilo de vida socialmente activo, puede reducir aún más el riesgo de desarrollar demencia” expresa el científico.
“La buena noticia -agrega el investigador- es que los factores de vida pueden ser modificados, a diferencia de los factores genéticos que no podemos controlar”.
Via BBC