Una nueva investigación afirma que lo que olemos mientras caemos dormidos tiene el poder de influir en nuestros sueños.
En el estudio, llevado a cabo por científicos del Hospital Universitario de Manheim, Alemania, participaron 15 mujeres voluntarias.
Cuando estaban quedándose dormidas se les pasó por la nariz el aroma de rosas.
Posteriormente informaron que en sus sueños habían experimentado emociones placenteras.
Pero cuando se les dio a oler huevos podridos mientras dormían, tuvieron el efecto contrario, afirman los investigadores.
El estudio fue presentado durante la reunión de la Academia Estadounidense de Otolaringología, en Chicago.
Los científicos dicen que ahora planean estudiar el efecto en personas que tienen pesadillas.
Olores positivos
Los investigadores creen que es posible que la exposición a aromas con olores positivos, como el de rosas, ayude a hacer los sueños más placenteros.
En el estudio los científicos esperaron hasta que las voluntarias habían entrado a la fase REM (movimiento rápido de los ojos) del sueño, el estado en el que ocurren la mayoría de los sueños.
Posteriormente las expusieron durante 10 segundos a una alta dosis de aire oloroso y un minuto después las despertaron.
Ya despiertas se les preguntó sobre el contenido de sus sueños y las emociones que sintieron.
Las mujeres no soñaron que habían olido algo, sin embargo, el tono emocional de sus sueños cambió con el estímulo olfatorio.
Investigaciones en el pasado han demostrado que otros tipos de estimulación, como el sonido, la presión o vibración, pueden influir en el contenido y el tono emocional de los sueños.
Los expertos afirman que la relación entre el estímulo externo y los sueños es algo que hasta cierto punto se conoce.
Siempre despierto
El olfato, explican, es el único sentido humano que no “duerme”, así que la información que éste obtiene alcanza el sistema límbico del cerebro, que incluye al hipotálamo (donde está la memoria) y la amígdala (relacionada a la respuesta emocional).
Esto no ocurre con los otros sentidos que deben pasar por la “puerta” del tálamo -el encargado de la regulación de la sensibilidad y la actividad de los sentidos- que está cerrada cuando la persona duerme.
Los investigadores alemanes afirman que éste es el primer estudio que demuestra el impacto de la función del olfato en los sueños.
Y los resultados, dicen, podrían conducir al desarrollo de nuevos tratamientos que incluyan la estimulación olfatoria nocturna.
Via BBC