El color verde le gusta especialmente al mono “Dalton”. Cada vez que le dan la oportunidad de elegir un caramelo entre muchos colores, el verde es su favorito. Y eso que Dalton, al igual que todos los machos de su especie, antes era daltónico tanto para el rojo como para el verde. La retina de los monos ardilla carece del cono L, por lo que no saben distinguir estos colores o diferenciarlos de un fondo gris. Una terapia genética ahora ha aumentado el espectro de colores que percibe Dalton. “Es evidente que disfruta de percibir el mundo de forma nueva”, dice Katherine Mancuso, neuróloga de la University of Washington en Seattle (Estados Unidos).

La investigadora insertó en las células de la retina de Dalton un gen para la producción de los elementos sensibles a la luz de los conos L. Después de más de 20 semanas, la retina reaccionó a la luz roja. Pero Mancuso aún no sabía si el cerebro percibía en realidad las informaciones como colores nuevos. A fin de comprobarlo entrenó a Dalton y otros monos antes de la terapia para un examen de visión: les mostraba círculos azules, amarillos, rojos y verdes que aparecían a intervalos irregulares sobre una pantalla gris. Cuando los animales lograban distinguir los colores, reaccionaban y recibían una recompensa. De hecho, después de la terapia genética los monos repentinamente eran capaces de ver tonos rojos y verdes.
Es decir, los investigadores no sólo lograron insertar el gen que faltaba en el lugar correcto. Además pudieron demostrar que incluso los cerebros de monos adultos son lo suficientemente flexibles como para procesar nuevas informaciones de la retina e interpretarlas correctamente. Tal vez también el ser humano pueda beneficiarse algún día de esta terapia genética. Esta forma de daltonismo es sobre todo un problema masculino: cerca del 8% de los hombres no saben distinguir el rojo y el verde; entre las mujeres, al contrario, sólo son más del 1%.
Via: Geo