A lo largo de estos meses de pandemia se ha hablado mucho de alimentos y suplementos que actúan sobre el sistema inmunitario y que, por tanto, podrían ayudar a luchar contra el covid-19 o a mejorar el pronóstico de la enfermedad. En este terreno se sitúa el zinc (Zn), un oligoelemento esencial que tenemos en las células. En nuestro organismo se encuentra en trazas y es el segundo en cantidad después del hierro.

Participa en infinidad de procesos biológicos como la respiración celular, la síntesis de ADN y en la replicación del ARN, entre otros. Además, es un antioxidante celular frente los radicales libres y un cofactor de más de 300 enzimas. Un déficit de zinc puede llevar a cambios metabólicos así como a una disfunción del sistema inmunológico.
El zinc es fundamental en la regulación de las complejas vías de señalización de las células del sistema inmune. Una de las formas que tiene de actuar este mineral frente a la infección por un patógeno es compitiendo con él por el Zn en forma libre. Las células del sistema inmunitario han aprovechado esta cualidad para localizar y alimentar el exceso de Zn en concentraciones que sean tóxicas para el agente patógeno sin ser perjudiciales para el organismo. En el SARS-CoV-1 se observó que el oligoelemento es capaz de alterar la capacidad de replicación del virus ARN, por tanto podría ser también eficaz en los futuros tratamientos frente al covid-19.
Efectos prácticos
En otro estudio se ha observado que la asociación del Zn con un ionóforo (molécula que ayuda a transportar los iones y a atravesar la membrana donde ejercerán la acción) generó un aumento en el alta domiciliaria y también una reducción del riesgo de mortalidad del 24% de los pacientes ingresados; sin embargo, el Zn sin ionóforo solo redujo la mortalidad en estos pacientes.
La hidroxicloroquina actúa como un ionóforo del zinc, esto va a ayudar al zinc a traspasar la membrana plasmática a la célula donde detiene la replicación del virus, esto puede ser en parte la eficacia terapéutica de la cloroquina en los tratamientos frente al SARS-CoV-2. También se está utilizando el Zn en combinación junto a antivirales como el remdesivir.
En otro estudio se ha observado también que el Zn puede tener un efecto protector como terapia preventiva, ya que reduce la inflamación y modula las funciones de las células T limitando la tormenta de citoquinas que se genera en algunos pacientes tras llevar días con la infección. Otro dato interesante es el aclaramiento mucociliar, esto hace que se pueda prevenir la lesión pulmonar provocada por los ventiladores de los pacientes de UCI.
Las defensas innatas son la primera línea de actuación del organismo frente a un agente patógeno, y las adaptativas son las respuestas adquiridas que se ponen en marcha cuando la respuesta innata no ha sido efectiva sobre el agente extraño. Ambas respuestas integran la regulación del zinc para reforzar la eliminación de los patógenos por el sistema inmunológico.
Ayuda suplementaria
La mejor forma de adquirir zinc es través de una dieta equilibrada como se ha mencionado anteriormente, pero en los casos en que se deba recurrir a un suplemento de Zn se debe consultar con el médico o farmacéutico y no tomar más de dos meses seguidos para evitar posibles efectos acumulativos en el organismo.
La dosis recomendada en suplementación no debe superar los 30 mg/día de zinc.
Por todas estas razones y acciones sobre el sistema inmunitario, se debería contar con el zinc como un aliado en futuros tratamientos, acciones preventivas y profilaxis frente al SARS-CoV-2, ya que demostró sus efectos sobre la replicación del ARN de otros coronavirus.
Los estudios todavía son preliminares, pero no cabe duda de que el futuro del zinc puede ser prometedor como coadyuvante en terapias y como ayuda para mejorar la evolución de los pacientes covid-19.
El zinc no va a evitar contraer el SARS-CoV-2, pero sí puede ayudar a mantener nuestro sistema inmunitario en óptimas condiciones para enfrentarse con éxito a las infecciones.
Julieta de la Morena para El Confidencial.