La hemos probado en aguas frescas, nieves, néctares, ponches, almíbar y, por supuesto, en su forma natural. En realidad, es innecesario ponderar las bondades de la guayaba cuando se ha experimentado ya la sensación que provoca morder su dulce pulpa de consistencia casi cremosa, al tiempo que llega a la nariz su aroma.
Sin embargo, no está por demás mencionar algunas de las propiedades nutritivas, cuidados e ingeniosas formas de consumo de esta fruta.
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