La calidad general de la leche entera que se consume en España ha empeorado durante la última década, aunque existen grandes diferencias entre unas marcas y otras, sin llegar a representar en ningún caso un problema para la salud. Estas son las principales conclusiones que se desprenden del informe que acaba de elaborar la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Tras analizar 47 marcas de leche entera, la OCU ha identificado “abismales” diferencias de calidad, mayores a las que pueden encontrarse en otros alimentos, según este organismo. Además, el estudio ha revelado un “descenso de la calidad en las cualidades nutricionales y composición de la leche”, lo que podría deberse a que “las exigencias de la ley se han rebajado”.

Algunos de los problemas que señala la OCU se refieren a la presencia de proteínas degradadas debido a un excesivo tratamiento térmico de la leche, así como fosfatos y otros estabilizantes no declarados en el etiquetado. Ninguna de estas circunstancias representa un peligro para la salud pública, aunque afectan a la calidad de la leche.
La leche ha de someterse a un proceso térmico para ser desinfectada, pero, según el citado informe, a veces el tratamiento es inadecuado, ya que degrada la calidad del producto sin aumentar la seguridad. “Una de las consecuencias directas puede ser la alteración del propio sabor de la leche y la disminución de la calidad nutricional de la proteína”, explica la portavoz de la OCU, Ileana Izverniceanu, quien añade que, en cualquier caso, este problema “no entraña ningún riesgo para la salud”.
Producto envejecido
“Hemos encontrado 12 marcas con niveles de glicomacropéptidos elevados, que indican que la leche está envejecida”, señala la portavoz del organismo. Además, se ha detectado la presencia de estabilizantes en 15 muestras. “Habitualmente se emplean fosfatos sódicos que pueden desbalancear el equilibrio calcio/fósforo y alterar la absorción del calcio”, explica Izverniceanu.
“El fósforo compite con la absorción del calcio”, aclara Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. “Puede aumentar el riesgo de osteoporosis, pero el problema no está en la leche, sino en los saborizantes que se le añadan”, añade.
“Hace 10 años, cuando hicimos nuestro anterior análisis de leche, estaba en vigor una normativa nacional, más rigurosa que la normativa europea” actualmente en vigor, señalan desde la OCU. “En nuestro actual estudio, 13 muestras no cumplirían con la normativa anterior”, añade la portavoz.
La leche y sus derivados son una parte fundamental en la nueva campaña de concienciación sobre nutrición que ha presentado el Gobierno de EEUU, en sustitución de la clásica pirámide alimentaria. Sin embargo, los expertos recuerdan que en España la leche no es un elemento imprescendicible para seguir una dieta adecuada, y menos aún la leche entera. Alimentos como el pescado o las verduras pueden aportar también proteínas y evitan las grasas saturadas.
“En el mundo anglosajón los lácteos son muy importantes, pero nosotros preferimos la dieta mediterránea, de la cual la leche no es un elemento esencial”, señala el doctor Ramón Estruch, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona. Este experto recuerda que la leche entera puede ser una preocupación como “fuente de grasas saturadas”, las cuales pueden provocar enfermedad cardiovascular. “Por ello, recomendamos que, si se toma leche, sea desnatada”, añade.
El doctor Aranceta coincide en que, a partir de los 14 a 16 años, la mejor opción es la leche desnatada. “El objetivo ha de ser reducir las grasas de todas las fuentes posibles”. Hasta que se alcanza esa edad, “la mejor opción puede ser la semidesnatada, que tiene la mitad de contenido graso”.
Via: El Mundo.es